Bienvenidos de nuevo.
Ha pasado mucho tiempo desde que se hiciera la última
actualización de “Conociendo el Sistema Eos” y aunque ya conocemos su geografía
básica y las gentes que lo pueblan, todavía quedan infinidad de cuestiones a
tener en cuenta para que su visita sea lo más cómoda posible.
En una serie de próximos capítulos, narraremos de
forma breve pero efectiva, una serie de hechos históricos, curiosidades o esas
cosas que no está de más conocer para no meterse en ningún lío. Más
concretamente, están previstas una serie de entradas sobre:
-Galileo
-Origen
-Las Valicourt
-La A&A
-Seguridad Interorbital
Por
supuesto, esta lista podría ampliarse o sufrir modificaciones así que, no
dudéis en hacernos llegar vuestras dudas y sugerencias para que el viaje sea lo
más ameno posible.
Y ahora, sin más preámbulos, os dejamos con la
entrada de hoy:
La Fractura
No sé si alguna vez os habéis fijado en los
calendarios que se usan en el Sistema Eos, si lo habéis hecho, os habréis dado
cuenta de que son los años pasados desde la Fractura. Al principio de las
Crónicas aparece un recordatorio que nos señala que estamos en el año 345 tras
la Fractura.
Entonces, ¿qué sucedió hace 345 años?
Hace más de 345 años, el sistema Solar y el sistema
Eos estaban unidos por el Puente, un agujero de gusano que atravesaba de un
punto a otro de la galaxia permitiendo la circulación bidireccional de
mercancías y seres vivos.
De hecho, originalmente,
en el sistema Eos tan solo Verdara era un planeta habitable que mantenía una
fauna y flora autóctona. Por aquel entonces, el sistema solar estaba aquejado
por graves problemas de superpoblación y falta de recursos y tomaron la
aparición del nuevo sistema como una forma de solucionar dichos problemas. Procedieron
a terraformar las diferentes lunas y planetas para hacerlas habitables,
construyeron Galileo y las diferentes estaciones, entre ellas, la Estación
Puente, entre K-Dick y Óptima, que era el punto de llegada y partida de las
nodrizas que llevaban sus cargamentos a través del agujero de gusano.
La colonización del Sistema Eos no fue cosa de un
día. A lo largo de miles de años, la Tierra estuvo mandando sus naves y sus
recursos para hacer del nuevo sistema un segundo hogar.
Por aquel tiempo sucedieron las guerras leónidas, que
concluyeron con su aislamiento en un planeta propio, al que llamaron Sparta. También,
ya entonces, aparecieron los grandes imperios corporativos y Seguridad
Interorbital no era más que un pequeño embrión que pretendía escindirse de la
Unión de Sistemas.
Y entonces sucedió.
El puente se cerró.
De un momento a otro, y sin previo aviso, el Puente
que unía ambos sistemas desapareció. Nadie sabe qué paso en el otro lado, solo se
conoce lo que sucedió en el Sistema Eos, un sistema que hasta ese momento había
sido completamente dependiente del Sistema Solar y que ahora se encontraba condenado,
de repente, a una edad oscura.
Hoy en día, los restos de la Fractura son destino
turístico de numerosos cruceros que surcan el sistema
Uno a uno, las
enormes láminas que cubría la pared semiesférica de la cubierta solar, se
fueron desplazando, girando hasta quedarse reducidas a una serie de líneas casi
imperceptibles. Y tras ella, aguardaba el universo. Pero en esta ocasión, no
eran estrellas y planetas de brillos mortecinos lo que se ocultaba tras el
metálico telón. No, estaban rodeados por un mar nebuloso y brillante de tonos
azules que viraban hacia el púrpura y giraban hacia el rojo, el amarillo y el
verde, siguiendo la ondeante escala multicolor del arco iris. Era como si una
gigantesca aurora boreal los hubiera recogido y jugara con ellos, meciéndolos
entre sábanas de estrellas y luceros.
[...]
—El gran puente
entre sistemas quedó reducido, por motivos que todavía hoy se nos escapan, a
una bella y misteriosa nebulosa cargada de leyendas de fantasmas y apariciones
—comentó Julio poniendo su mejor voz de narrador—. Dicen que está poblada por
las almas errantes de los que quedaron atrapados en algún punto entre la vida y
la muerte, aislados del espacio y del tiempo.
Fragmento extraído de «El fantasma de las navidades futuras» Crónicas de
Eos II: Fractura
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